Bitcoin
Publicado el 20 de diciembre de 2024
Hoy me he decidido a retomar uno de los temas que más me apasionan: Bitcoin. Como sabrán aquellos que siguen al Partido Nacional Hispanista (PNH), soy un firme defensor de la economía libre que representa esta criptomoneda. En este artículo, no voy a perder el tiempo explicando lo que es Bitcoin ni enumerando sus características, porque eso ya es de sobra conocido por muchos. Lo que quiero hoy es reflexionar de forma profunda sobre lo que realmente implica este fenómeno, que es mucho más que una simple moneda digital.
Bitcoin se ha ganado el título de “moneda libre” porque, para bien o para mal, proporciona una alternativa sólida al sistema monetario tradicional. Tiene una característica fundamental: la anonimidad. Gracias a ella, quienes viven bajo regímenes autoritarios o con un control económico asfixiante pueden ganar y gastar dinero sin tener que rendir cuentas ni ser perseguidos. Esta posibilidad, que para muchos representa una forma de liberación, también es una espada de doble filo. La misma anonimidad que permite a los oprimidos moverse con libertad, también facilita que algunos usen Bitcoin para fines mucho menos nobles. Y aquí es donde quiero entrar a reflexionar.
Un claro ejemplo de lo que estoy diciendo lo encontramos en la “Dark Web”. En esa red, que utiliza Tor, hay de todo. Están los que, buscan escapar de un sistema represivo. Estamos quienes, sin sufrir esa opresión, simplemente optamos por preservar su privacidad por razones válidas. Y luego están los que hacen un uso descaradamente irresponsable de la criptomoneda, involucrándose en actividades ilegales y, en algunos casos, mucho más oscuras. Es cierto que la venta de drogas se da en un marco de intercambio mutuo, aunque ilegal, pero lo que realmente da miedo son las actividades mucho más macabras que surgen, como la venta de pornografía en la Dark Web, que trasciende cualquier límite moral.
Ahora bien, quiero ir más allá de esta crítica inmediata. La privacidad, en todos sus aspectos, es un derecho fundamental que debemos defender. El poder movernos por el mundo, realizar transacciones, y, en definitiva, vivir sin que nuestros pasos sean continuamente vigilados, no es algo que debamos dar por sentado. En un mundo donde cada vez más se nos impone un sistema de vigilancia masiva, proteger nuestra libertad de ser observados debe ser una prioridad. Y no, no me refiero a la excusa de que quien no hace nada malo no tiene nada que esconder. Hablar de privacidad no es hablar de esconder crímenes, sino de defender lo más básico de nuestra libertad personal: el derecho a ser invisibles cuando lo decidimos.
Si bien es cierto que Bitcoin puede ser mal utilizado, no podemos dejar que eso empañe su verdadero potencial. El problema no está en la herramienta, sino en la intencionalidad detrás de su uso. Para muchos, Bitcoin representa una manera de liberarse de las ataduras de un sistema económico corrupto y controlado por gobiernos y bancos centrales. La capacidad de manejar nuestro propio dinero, sin necesidad de la intervención de terceros, es un valor que no puede ser subestimado. Y esta capacidad no debe ser vista únicamente a través de la lente de las actividades ilegales, sino como una reivindicación de nuestra libertad frente al control externo.
La Estabilidad Económica de Bitcoin a Largo Plazo#
Ahora bien, dejando a un lado su capacidad para ofrecer anonimidad, otro aspecto fundamental de Bitcoin es su potencial para garantizar una estabilidad económica a largo plazo. Todos sabemos que Bitcoin es un activo volátil. Las fluctuaciones en su precio pueden ser dramáticas, y eso es algo que preocupa a muchos. Pero esta volatilidad es característica de cualquier moneda o sistema monetario en fase de adopción. Lo realmente importante aquí no es tanto su valor de mercado a corto plazo, sino la posibilidad de Bitcoin de ofrecer una alternativa sólida a las monedas tradicionales que, en muchos casos, están al borde del colapso.
El sistema financiero global está controlado por una élite de bancos centrales y gobiernos que emiten dinero sin freno alguno. La inflación, el endeudamiento masivo y la deuda pública descontrolada son solo algunos de los síntomas de un sistema que, aunque sigue funcionando, está cada vez más cerca de romperse. ¿Cómo se ha llegado a este punto? Pues, básicamente, los estados están inflando la economía mediante la creación de dinero sin respaldo real, lo que inevitablemente genera una burbuja económica que depende cada vez más del consumo y de la deuda. A corto plazo, esto puede parecer sostenible, pero a largo plazo, genera una inestabilidad que solo tiene una solución: el colapso.
Y es aquí donde entra Bitcoin como una posible salida. Su característica más importante es su oferta limitada: solo habrá 21 millones de bitcoins en el mundo. Esto le da una escasez intrínseca que no tiene ninguna moneda tradicional. Mientras que las monedas “FIAT” pueden ser creadas a voluntad por los gobiernos, Bitcoin es finito. Esta escasez, unida al creciente interés de la gente por refugiarse de la inflación de las monedas tradicionales, le otorga un potencial tremendo para lograr una estabilidad mucho más fiable a largo plazo.
Es cierto que, hoy por hoy, Bitcoin todavía es un activo volátil. Pero si sigue evolucionando de forma orgánica, si la adopción aumenta y más personas empiezan a ver en él una alternativa real al dinero tradicional, su valor se estabilizará. Es un proceso que llevará tiempo, pero que parece inevitable. En el futuro, no sería raro que Bitcoin se consolidara como una reserva de valor mucho más confiable que cualquier moneda “FIAT”.
Lo que más destaca de Bitcoin es que no depende de los gobiernos ni de los bancos centrales. Es una moneda descentralizada, independiente, lo que le da una ventaja clave en tiempos de crisis. Los gobiernos pueden emitir más dinero, pero eso solo genera más inflación. Bitcoin no está sujeto a esas manipulaciones, y es precisamente esa independencia la que lo hace atractivo para aquellos que buscan estabilidad en un mundo económico cada vez más incierto.
En conclusión, la estabilidad económica de Bitcoin a largo plazo radica en su naturaleza descentralizada, su oferta limitada y su independencia de los sistemas tradicionales. En un escenario mundial de creciente incertidumbre económica, Bitcoin se presenta como una alternativa sólida para aquellos que buscan protegerse de la inestabilidad de las monedas fiat. Su adopción aún está en sus primeras etapas, pero el futuro de Bitcoin como refugio de valor se perfila cada vez más cercano. Y la verdadera pregunta no es si Bitcoin favorece o no a los delincuentes, sino si estamos dispuestos a seguir permitiendo que el control económico y la vigilancia masiva nos arrebaten lo más valioso que tenemos: nuestra libertad y nuestra privacidad.